Edición única y exclusiva de 290 ejemplares numerados, incluyendo cada ejemplar la correspondiente diligencia notarial, verificando asimismo, que en el proceso de elaboración se ha utilizado única y exclusivamente pergamino natural.

El Lapidario fue la primera obra de naturaleza científica traducida al castellano a instancias de Alfonso X el Sabio. Según nos relata su prólogo, un libro escrito en árabe sobre las propiedades de las piedras y sus aplicaciones medicinales llegó a manos del todavía infante en la ciudad de Toledo, quien, aconsejado por su físico, Yehudá ben Mošé, decidió encargar su traducción.

Esa primera traducción se realizó entre 1243 y 1250 por el citado Yehudá, uno de los científicos judíos al servicio de la corte, y Garcí Pérez, clérigo, quienes trabajaron de forma conjunta en este proyecto. Esta temática formó parte de los intereses del escritorio regio durante años, incorporándose nuevos textos que enriquecieron y ampliaron el contenido de la obra. Hacia 1275 ese trabajo se materializó en el manuscrito ricamente iluminado que ha llegado hasta nosotros, el Ms. h-I-15 de la Biblioteca del Real Monasterio de El Escorial, una de las piezas fundamentales del scriptorium alfonsí, y uno de los códices más destacados en la producción de manuscritos castellanos.

El Lapidario alfonsí, con una fuerte impronta aristotélica y deudor de las corrientes científicas islámicas, reúne cuatro lapidarios diferentes que recogen la tradición clásica del estudio de las piedras, sus diversas propiedades curativas y sus aplicaciones medicinales bajo la influencia de los astros. Pero igualmente nos proporciona información sobre recetarios de diferente naturaleza, datos de carácter geográfico y astronómico, así como un rico y variado vocabulario que contribuyó al desarrollo del castellano.

 Los dos primeros lapidarios analizan la influencia de los signos del zodiaco sobre determinadas piedras, narrativa que se vio enriquecida por un magnífico repertorio de imágenes que ilustra tanto el hallazgo de las piedras en diversas localizaciones del mundo conocido, así como el signo zodiacal que condiciona sus propiedades. Las imágenes de las constelaciones se despliegan a lo largo de los folios del manuscrito ilustrando el momento astral propicio para la extracción de la piedra, junto a curiosas escenas que parecen emerger del texto y desplegarse por los márgenes, siendo el único manuscrito alfonsí con drôleries.

El tercero, lamentablemente no finalizado, debía ilustrar la relación con los planetas, y el último, centrado en otros fenómenos astronómicos, no presenta aparato icónico. Además de estas representaciones, al inicio del manuscrito encontramos una singular escena de naturaleza docente en la que Aristóteles, una de las referencias de autoría imprescindibles en el texto, se dirige a sus discípulos sentado en una cátedra; justo debajo de la misma encontramos a don Alfonso en compañía de dos personajes, probablemente los traductores de la obra citados en el prólogo, estableciéndose una relación inmediata entre ambas imágenes.

El manuscrito se desgajó del patrimonio regio en un momento indeterminado siendo adquirido para su biblioteca particular por uno de los eruditos más notables del siglo XVI, don Diego Hurtado de Mendoza, cuyo ex libris podemos encontrar en el primer folio de la obra. La biblioteca de Hurtado de Mendoza fue donada a los fondos de la Real Biblioteca del Escorial en 1576, lugar donde la obra se encuentra actualmente depositada. El Lapidario alfonsí ha sido objeto de estudio desde diferentes puntos de vista y enfoques, despertando un creciente interés entre los investigadores y el público desde finales del siglo XIX. En el año 1881 José Fernández Montaña realizó una reproducción fotocromolitografía de su contenido, sentando las bases de su investigación a lo largo de décadas. Un siglo después se realizó la reproducción facsimilar únicamente del primer lapidario, condicionando a partir de ese momento el estudio del manuscrito casi exclusivamente a su primera parte

La edición facsimilar del Ms. h-I-15 propuesta por editorial Scriptorium, la primera realizada íntegramente del manuscrito original, viene a completar y enriquecer el campo de investigación sobre una obra fundamental para el estudio del escritorio de Alfonso X el Sabio, para el análisis de la producción de manuscritos iluminados en la corona de Castilla, así como para la historia de la ciencia y de la transmisión del conocimiento en la Edad Media.

El facsímil, se llevará a cabo sobre pergamino, continuando con la innovadora propuesta de impresión que la editorial Scriptorium está desarrollando en estos últimos años, ofreciendo al lector un producto facsimilar sin parangón, mucho más cercano a la dimensión material del original. El facsímil se verá enriquecido y complementado con un volumen de estudios en el que se tratarán aspectos relacionados con el contenido textual, la iluminación, la iconografía de las constelaciones, las aplicaciones médicas y las recetas farmacéuticas, la gemología, las referencias geográficas, y la producción de textos científicos medievales, con el objetivo de actualizar la investigación realizada sobre este ejemplar en las últimas décadas, aportando al público lector nuevos parámetros de comprensión y disfrute de una obra fundamental para el estudio del desarrollo cultural, artístico y científico en la Edad Media.